En medio de un charco del estanque del
palacio se encontraba un desconcertado príncipe Valiente, solo recordaba estar
riendo con sus amigos, un fuerte ruido y unas manos que lo trasladaban hasta
acá. Seguro era una broma de sus amigos, desde ahora ex-amigos, EL es el
príncipe heredero, no corresponde tomarse esas confianzas.
A su lado pasa saltando feliz una enorme rana
que al brincar al agua lo salpica aun mas enfadado empieza a limpiarse, cuando
… ¡no tenia manos! En lugar de ellos unas repugnantes cosas verdes, en vez de
caminar brincaba, muy asustado se dirige al borde del estanque y horrorizado ve
que este le devuelve la imagen de un sapo.
Desesperado trata de gritar, pero solo se
escucha croa croa, escucha a sus amigos llamándolo… no sabia que hacer, los
conoce si lo ven capaces son de apedrearlo. Muy asustado se esconce bajo unas
ramas, el corazón late tan fuerte parece querer salir de se pecho, en su cabeza
bullen muchas ideas, hechicera, doncella, respeto, padre, vergüenza… que le dirá
a su padre. Pero si no puede decir nada, las ganas de llorar lo superan y por
largo tiempo llora amargamente, dos días lloro sin comer y con mucho asco bebió
el agua de los hojas, del estanque ni soñarlo.
Con el paso del tiempo fue asumiendo su
realidad, llenándose de amargura y auto
compasión, se negó a comunicarse con las demás ranas, se sentía indigno, hasta
de tratar con ellas, aun recordaba las veces que las apedreo, así vivía solitario
pensando en como comunicarse con la hechicera, pronto aprendió a casar
insectos, le parecían mas limpios, era lo único que se atrevía a ingerir.
Un día que estaba tomando sol, pensando en lo
que había sido su vida sintió unas manos que lo tomaban, trato de huir pero
antes de poder reaccionar estaba dentro de una rustica bolsa de lona, por su
mente pasaron muchas cosas, recordaba las veces que comió ancas de rana, el
estomago se le revolvió. Solo un pensamiento lo sereno dicen las ranas del
estanque real no eran para comer, una vez le escucho decir a su padre que era
una raza que cantaba muy bello pero que no eran muy buenas para comer.
Así llego a la humilde casa del jardinero del
bosque, rápidamente la hijita de del hombre lo adopto como mascota, el príncipe
siempre gustoso de aventuras decidido divertirse, la chiquita parecía simpática.
Pronto se entero de las penurias de la casa que
su labor era cazar los bichos que causaban una alergia que podía ser mortal
para la pequeña, cosa que hacia con gusto, su joven amiga era muy graciosa,
siempre contaba historias, y jugaba con él, el tiempo paso casi sin darse
cuenta, hasta que un día escucho una conversación.
Las cosas no son como antes quizás debamos
marchar – dijo el jardinero
Pero siempre hemos vivido aquí respondió su
mujer
Desde que el joven príncipe desapareció el
rey a descuidado muchas cosas, el joven príncipe era irresponsable, pero
todos esperábamos que al madurar fuera como sus padres – por un momento
suspiro.
Pero ahora el rey a traído a su sobrina como
posible sucesora, una chica malvada, que a todos trata mal, a mi me ha
insultado y pisoteado mis plantas – dijo el pobre hombre – las doncellas lloran
todos los días, que será de nuestra hija con una reina así.
Quizás tengas razón dijo la mujer.
El sapo príncipe salió a mirar la luna y por
primer vez entendió lo que significaba ser príncipe, cuantas familias habría iguales,
cuantas chiquitas que como único juguete tenían un sapo.
No sabia como pero esto lo tenía que
arreglar, salgo y salto, pero era tanta su persistencia que llego a palacio, a
tiempo para ver a la princesa patera furiosa las rozas mas bellas plantadas por
su madre.
Que haces – dijo el sapo – asombrándose a si
mismo de poder hablar.
Busco mi anillo de diamantes. ¿Quién me habla
con tanta confianza?.
Pus yo – dijo el sapo
Un asqueroso batracio dice arrugando la
nariz.
¿Quieres o no tu anillo?
Tráemelo - ordeno
Lo hare con una condición, que me tomaras
entre tus manos y me llevaras a palacio y a tu dormitorio.
No lo hare
No habrá anillo
La princesa lo medito un rato y acepto
El sapo rápidamente encontró el anillo.
Y cuando la princesa se iba a marchar
El sapo le recordó el acuerdo a lo que ella respondió
con una carcajada.
De un brinco el sapo de colgó de su vestido a
los gritos de la princesa llego el rey que paseaba por ahí, pregunto que pasaba.
La princesa le conto lo que pasaba, y el
rogaba que le sacara el asqueroso animal
El rey miro al sapo y sin saber porque recordó
la hechicera,
-
las promesas hay que cumplirlas o pueden pasar cosas terribles,
prometiste y cumpliras, -dijo con una voz que fuerte que la princesa no había escuchado,
bastante asustada por el ceño fruncido de su padrino y con mucho asco tomo al
sapo.
Al llegar a su dormitorio le dice aquí estas
animal asqueroso y lo arrojo con fuerza al otro lado de la habitación azotándose
fuertemente contra la pared. Cuando el príncipe recupero el conocimiento se dio
cuenta que había recuperado su cuerpo. De la princesa no había rastro, la
busco, la llamo y no aparecía. A los gritos llego la servidumbre que aumentaron
los gritos de alegría y finalmente llego el rey que con un fuerte y emocionado
abrazo recibió a su hijo.
Un príncipe mas maduro y consiente de sus responsabilidades,
y que lo primero que pensaba hacer era ascender al mejor y más sabio jardinero
del reino a asesor y comprar un bello juguete para su hermosa hija.
De la princesa caprichosa nunca mas se supo y
nadie le importo
mil gracias querida y admirada Hechicera por regalarnos tan bello cuento.Muchos besinos con todo mi cariño.
ResponderEliminarQue bueno que te gusto, estoy preparando el de la princesa no puede desaparecer asi no mas
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